El cuerpo humano está dotado de un excelente mecanismo de defensa en contra de los habituales agresores de nuestro organismo, como son, las bacterias, hongos, virus, parásitos, químicos del medio ambiente, etc., el cual opera como un ejército bien organizado. Un grupo de células especializadas esparcidas por todo el cuerpo que actúan en secuencia, es decir, tenemos los macrófagos en todos los fluidos del organismo que al menor asomo de un agente intruso lo cercan y engloban hasta su destrucción y otras células más especializadas como los linfocitos T y B que poseen su nivel de acción específica.
Por otro lado, cuando somos sorprendidos por algún tipo de virus, entra en funcionamiento otra área muy especializada y específica como es el Sistema Antígeno-Anticuerpo y los complementos. A través de este mecanismo que posee una Memoria muy específica para cada agresor o antígeno, hace que se cree un anticuerpo específico que procederá a aniquilarlo, guardando para siempre sus características en caso de que vuelva a penetrar en nuestra economía.
Cómo podemos mantener este maravilloso mecanismo de defensa trabajando para nosotros eficientemente?
Es muy sencillo:
1. En primer lugar deshacernos o evitar lo más posible todas aquellas situaciones, personas, trabajos, ambientes, vicios y adicciones que sean estresantes. El estrés es el gran enemigo de nuestro sistema inmune.
2. Tener un sueño nocturno placentero de por lo menos 8 horas, acompañado de un reposo o descanso de nuestras actividades diarias o siesta de no más de 25 ó 30 minutos al día. Es importante saber que no necesariamente debe dormirse con detener la actividad en un lugar tranquilo y apartado, cerrar los ojos y poner su mente en blanco unos minutos, es un ¨recalgador de baterías¨ que nos suministra la energía necesaria para seguir con nuestra labor y ser más productivo.
3. Practicar la meditación.
4. Hacer ejercicio diariamente principalmente al aire libre.
5. Consumir más frutas y vegetales variados, que son ricos en vitaminas, minerales, agua y sobretodo antioxidantes, enemigo número uno de los agentes estresantes químicos o no.
6. Consumir agua 1.5 a 2 litros de ese maravilloso líquido al día.
7. Bajar el consumo de grasas saturadas, consumir menos proteína de origen animal, como la carne roja y la leche y derivados.
8. Aumentar el consumo de proteínas vegetales como son las leguminosas (habichuela, gandul, lentejas, frijoles, arvejas, etc.) y semillas como la almendra, girasol, pistacho, nueces y otras.
9. Consumir un tipo de hongo oriental llamado Shiitake cuyo compuesto activo, lentinan es un poderoso polisacárido que fortalece nuestro sistema inmune.
10. Y sugerimos algunos suplementos, para balancear en parte nuestra deficiente alimentación diaria como; el Astrágalo y la Equinácea.
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