Continuando con la intervención del hombre directamente o por compañías internacionales que se dedican a saquear las riquezas de los países en vía de desarrollo principalmente, llevándose nuestros recursos y dejándonos un país casi desértico y plagado de enfermedades para las futuras generaciones, procederemos a tratar con mas detalles, cómo se contaminan las aguas y en una tercera entrega veremos, la contaminación de los suelos.
En la República Dominicana y puede que mis datos no estén actualizados pero aproximadamente existen 360 acueductos, 1342 bombas manuales, 294 molinos de viento y en cambio, más del 50 % de de nuestras comunidades rurales no tiene acceso directo al agua potable, al igual que cientos de de centros urbanos marginados de las ciudades. Pero con el agravante de que el problema no estriba en la escasez del preciado líquido, sino que a excepción de por lo menos dos ciudades como Santo Domingo (ciudad capital) y Santiago (la segunda ciudad en importancia), el agua servida es de mala calidad y con el problema de contaminación en la transmisión y distribución del líquido. Esto es muy fácil de explicar y el ejemplo siguiente lo ilustrará muy bien; cuando se están realizando reparaciones o cambios en las tuberías públicas, lo normal es que se cuelen virus, bacterias, sales y hongos contenidas en la tierra misma o en cuerpo y la ropa de los obreros. En otras ocasiones y esto sucede con mucha frecuencia, las zanjas permanecen abiertas por largos períodos de tiempo y la falta de educación y conciencia de la ciudadanía la aprovechan para orinar, defecar y hasta lanzar desechos. Lo que provoca que estas sustancias indeseables entren al sistema y lleguen a los hogares y utilicen este liquido evidentemente contaminado en los quehaceres del hogar desde el cocinado, limpieza, cisternas, piscinas, etc., exponiéndose así a contraer enfermedades.
Existe una contaminación natural del agua y los procesos de la naturaleza como explicamos en el artículo anterior tienden a hacer una descontaminación autógena y sólo permanecen en ella los oligoalimentos beneficiosos para la vida.
En vista de todo lo anterior, la calidad del agua debe ser celosamente vigilada por la ciudadanía y los organismos estatales o municipales. El estado es el responsable de suministrar a la población agua potable sana, libre de gérmenes y contaminantes pero la población debe a su vez no contaminar ni las fuentes como el origen de los ríos ni los canales de distribución.
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